martes, 12 de julio de 2016

El diablo sobre ruedas (1971)

Steven Spielberg vuelve a las salas de cine con su última película "Mi amigo el gigante", protagonizada por Mark Rylance; y por ello hemos decidido ahondar en la filmografía del director y acudir a sus orígenes como realizador de largometrajes, concretamente a su primer telefilm "El diablo sobre ruedas", estrenada en 1971 y clasificada como la opera prima, la mejor obra, del aclamado director.


La película apenas llega a durar más de una hora y media, pero está claro que Spielberg entró en la industria del largometraje cinematográfico por la puerta grande y con un buen par, todo sea dicho. Con apenas diálogos largos y varios monólogos cortos interiores del protagonista, el guion es bastante sencillo, lo que no implica simpleza, todo lo contrario, pues Spielberg solo necesitó una buena banda sonora, un buen rodaje y un buen actor para hacer de esta pequeña joyita uno de sus más preciados tesoros. El film presenta la pesadilla que sufre David Mann cuando conduce en su coche hacia su trabajo debido al acoso de un maníaco al volante de un camión de considerables dimensiones y que hará de su viaje un verdadero infierno. Ambos conductores fueron interpretados por Dennis Weaver (serie policíaca McCloud) y Carey Loftin (Bullit).


A simple vista, si relatamos un poco las características de la película podría parecer que lo tuvo todo a favor para ser un chasco: un director novel en su primer largometraje con vistas de telefilm, un elenco bastante reducido donde solo hay dos protagonistas (y para más inri a uno no se le llega a ver la cara nunca), un guion muy simple y prácticamente sin casi diálogos, etc. Sin embargo, lejos quedó de defraudar a la audiencia y significó el inicio de la brillante carrera de Spielberg como director, ya que no es fácil hacer que un telefilm, en el cual básicamente solo hay un protagonista, un coche y un camión, se convierta en una obra de culto.


El nivel de suspense de la película no cae en ningún momento y te mantiene pegado al sillón durante su escasa duración, ya sea por la intriga de saber como acaba la pesadilla del protagonista o conocer al loco que controla el camión. Y he aquí la maravilla de la película, pues no se presenta al espectador al maníaco, sino a su arma. Esto permite que cada uno imagine quién puede ser el conductor homicida, sus motivaciones, su locura, sus orígenes, su historia. Spielberg hace partícipe al público en todo momento, incluso genera cierta apatía con el prota y hace que nos hagamos la pregunta del millón: ¿Qué haría yo si fuera David Mann? Muchas metáforas se pueden sacar de esta película, por ejemplo, que el conductor del camión representa a la mismísima muerte, la cual está ahí, al acecho pero sin un rostro reconocible.

Otros aspectos positivos a resaltar son su pertinente duración y que el film consigue funcionar  con pequeños monólogos interiores del prota, increíbles escenas de acción y persecución constantes y la magistral actuación de Dennis Weaver. ¿Se la podría calificar como de terror? Bueno, algo de terror tiene por el suspense, el thriller y las intenciones homicidas de uno de los protagonistas, pero calificarla como película de terror no me convence mucho. Es por ello que no puedo evitar expresar cuanto me ha recordado el aura de la película (sí, las películas tienen aura) al de "Psicosis" de Hitchcock, y no solo por la banda sonora, sino por la manera que tiene de atraparte en la trama y su capacidad de sugestión. No volveré a mirar a un camión detrás del coche de la misma manera...


Conclusión, y sin dar rodeos, todo buen amante de Spielberg y del buen cine tiene una cita obligada con "El diablo sobre ruedas", una gran película que el bueno de Spielberg realizó en 1971 muy en la línea del gran Hitchcock y que se disfruta desde su inicio hasta su mismo final.

Nota: 10/10

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