A principios de 2015 salió una de las sorpresas del año con Kingsman: Servicio Secreto. Su acción sin medidas, su diversión, brutalidad y humor encantó al público y dos años después llega su secuela, que ha cosechado críticas mixtas entre el gremio pero que a mí, personalmente, me ha fascinado.
Dirigida por Matthew Vaughn, director de la primera entrega, esta secuela está protagonizada por Taron Egerton (Eddie El Águila), Colin Firth (El discurso del rey), Mark Strong (Mindscape), Julian Moore (Hannibal), Pedro Pascal (Narcos) y un gran etcétera de grandes actores. Cuando el cuartel general de la agencia secreta es destruido, se descubre una organización de espionaje aliada en EE.UU. llamada Statesman, cuyo origen se remonta a la fecha en que ambas fueron fundadas. En una nueva aventura que pone a prueba la fuerza y el ingenio de sus agentes, ambas organizaciones secretas de élite aúnan sus esfuerzos para intentar derrotar a su enemigo común y salvar al mundo... algo que está convirtiéndose en una especie de hábito para Eggsy.